Caminemos juntos

17.01.2020

Escrita por Oscar Espino Zorrilla, Columna "La Pluma de Pollo".

Fue en 1999, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de Noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Los 25 de noviembre, solo son la conmemoración de un día que debería prevalecer todos los días a todas horas y en todo momento. La violencia contra la mujer en nuestro país es una realidad, y si vivir en México es complicado, ser mujer lo es todavía más. En nuestro país, falta mucho por hacer en temas de equidad de género, todos debemos ser responsables y conscientes con lo grave que es esta situación.

Se que nunca se va comparar un golpe, un daño psicológico, violación y en algunos casos la muerte de una mujer con el pintar, rayar o romper algún monumento histórico, una estación de metro bus o el vidrio de un restaurante. Siempre he sido creyente de que las manifestaciones son fundamentales en una sociedad cuando se trata de exigir, demandar, "cambiar el chip", pero también creo que estas manifestaciones deben ser pacificas, organizadas y que la violencia nunca será el camino correcto. Es cierto que las revoluciones no se hicieron en una mesa de dialogo tomando café, es cierto también que faltan muchas cosas por hacer como gobierno, como sociedad, como hermanos mexicanos que somos todos; le hemos fallado a las mujeres, le hemos fallado a nuestra sociedad. Estoy seguro que el camino nunca será la violencia, como también estoy seguro que somos más los que queremos que no haya ni una menos, y que no violenten a ni una más. Habrá quienes piensen lo contrario a mi, es normal, pero yo si creo firmemente que la violencia nunca será el camino de la exigencia, que la violencia nunca será la vía a la solución a los problemas y que el vandalismo nunca abonará al fortalecimiento de las leyes, todo lo contrario. Creo, como ya había mencionado, en levantar la voz, en exigir al gobierno y a la sociedad, pero no así, no generando violencia, no en el camino de la división, no en el marco de la ilegalidad. Caminemos juntos, desde nuestras trincheras, desde nuestras casas, desde nuestros trabajos, con nuestras familias, con nuestras amigas, con las que están a tu lado, con las que necesitan una mano, con las que necesitan un consejo, con todas. Empleemos la sensatez y los sanos principios, construyamos puentes entre nosotros. Estamos llamados a ser uno, para poder ser todos.


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