Feminicidio

25.02.2020

Escrita por Edgar B. Miguel

       Descansa en paz, Ingrid Escamilla. Ojalá ya hayas encontrado toda esa paz que este país no pudo brindarte. Escribo este artículo con un nudo en la garganta, para ser muy sincero. Iniciamos la segunda semana de febrero con una noticia atroz, con una noticia surrealista a niveles profundamente monstruosos. Y al mismo tiempo que todos nos enteramos del brutal asesinato de una mujer en la CDMX, el presidente de este país se atreve a salir a decir que "Se han manipulado mucho los feminicidios. La prensa dice muchas mentiras. Ojalá los feminicidios no opaquen la rifa del avión"... ¿Qué nos pasó, México? ¿En qué momento dejamos que nuestro sentido de humanidad se fuese de nuestro bonito país? ¿Por qué permitimos que esta nación se convirtiera en una de las peores de todo el planeta para ser mujer? ¿Por qué incluso muchos mexicanos se BURLAN de este acto innombrable, lleno de atrocidad, lleno de lo más deplorable que puede haber en los seres humanos? Si esto no nos llena de indignación, México, ¿qué es lo que sí lo hará? Escribo este artículo con mucha tristeza, aún con incredulidad al ver, en lo que este país, se ha convertido.

La desollaron, México. La desollaron. A todos los hombres: esto lo hizo uno de nosotros. A Ingrid la asesinó uno de nosotros. Ingrid fue atacada brutalmente por uno de nosotros. Antes de que digamos que a 'nosotros también nos matan', detengámonos a pensar muy bien antes de decir una sola palabra. Detengámonos a analizar el tema del feminicidio. Tomaré los datos que se nos acreditan, a nosotros, a nuestro género. Cerca del 95% de todos los homicidas en nuestro planeta, son hombres. La violencia en todo el mundo es perpetrada, en su vasta y casi absoluta mayoría, por nosotros. La tasa es prácticamente la misma en todos los países, en todas las regiones. Esto es un asunto de hombres, es innegable y necesitamos reconocerlo. El primer paso para dirigirnos a la solución de un problema es reconocer su origen, sus causas raíz. Y este problema está en nosotros, las estadísticas no mienten. En el caso particular del feminicidio, el cómo y el por qué son totalmente distintos al homicidio en general. Es necesario diferenciar entre ambos conceptos, de esa manera se puede estudiar el tema de manera adecuada y, así mismo, trabajar en su prevención. Al menos en México, mientras los hombres son asesinados por temas relacionados a tráfico de armas, narcotráfico, secuestros, delincuencia organizada, ajuste de cuentas, riñas entre ellos por el alcohol, las mujeres son asesinadas, principalmente, por motivos relacionados a sus ex-parejas (hombres), por temas de abuso sexual, por violaciones, porque los hombres utilizan su propia fuerza para abusar sexualmente de ellas y después asesinarlas, asfixiarlas, acuchillarlas, quemarlas... desollarlas. Para después arrojar sus restos a la intemperie. ¿Qué nos pasó México? ¿En qué momento nos convertimos en esto? ¿En qué momento dejamos que el país que habitan nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras novias, se convirtiera en este escenario tan desolador?

Citando a Dietrich Schwanitz, uno de los autores que más influencia tuvo en mí durante mi preparatoria, "El más fiel indicador del grado de civilización de un país, es la cortesía y la consideración hacia las mujeres." El panorama, acorde a tales palabras, es muy triste para México, puesto que hoy en día, la pintura "Unos cuantos piquetitos", de Frida Kahlo, sigue muy vigente al día de hoy en. Qué tristeza me causa que no hemos progresado en todo un siglo. Frida Kahlo plasmó perfectamente en esta obra cómo se minimizan los feminicidios. Hoy en día, se les sigue minimizando. Y las mujeres que se atreven a salir a las calles, y protestar, reciben burlas. Nos podemos dar perfectamente una idea del grado de civilización de México a partir de ello. Y que nos ofenda más un monumento pintado, a la cifra tan alarmante de mujeres asesinadas en el país por motivos de género, de abuso, dice mucho de nosotros. Los monumentos, los vidrios rotos, no tienen valor alguno comparado con las atrocidades cometidas contra las mujeres, de parte, sí, de nosotros, los hombres.

 El caso de Ingrid Escamilla es dolorosísimo. Las palabras no alcanzan para expresarlo. Ingrid denunció a su asesino hace meses. No sirvió de nada, pues el sistema en México está en condiciones deplorables. No me queda, más que decirle a todo hombre que llegue a leer esto, que está en nosotros el tratar con dignidad a las mujeres a nuestro alrededor, el darles la seguridad que merecen, puesto que la inseguridad que viven en el día a día, es por causa nuestra. Dejemos de llamarlas "viejas", para empezar. No creo ya, que la solución a todo esto, esté cerca. El problema es muy profundo y está muy arraigado en este país. El machismo sigue aquí, nunca se fue. Y no, el feminismo no es lo equivalente al machismo pero en mujeres. La solución requeriría de todos nosotros, del Estado, del tejido social, y principalmente, de todos nosotros como hombres.
Y he de ser honesto, si queremos tranquilidad, si queremos llevar una vida en paz y plena, necesitamos salir de este país, esto lo digo tanto para mujeres como para hombres. Ya lo decía Salvador Dalí, "No soportaría vivir en México, porque simplemente no concibo vivir en un lugar más surrealista que mis cuadros." Los feminicidios seguirán, la inseguridad seguirá, todo lo indica, y el presidente seguirá diciendo que todo es una campaña en su contra. Ah, y las mujeres, indignadas, con todo derecho, seguirán protestando y alzando la voz por tantas mujeres masacradas en todo el país. Si al menos no las apoyaremos, dejémoslas alzar la voz en paz, evitemos todo ese 'humor negro' en Facebook, en Twitter, que también es parte del problema; a mi parecer, ningún familiar de las víctimas tendría el ánimo para hacer burla de tales protestas. Y recordemos, por supuesto, que las mujeres que lograron el derecho al voto femenino, no iban por las calles regalando rosas en forma de protesta tampoco.


Descansa en paz, Ingrid. 

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