Terrorismo Fiscal: El SAT durante la pandemia

Escrito por Edgar B. Miguel / René Garza Aseff
El 31 de marzo marca el vencimiento del plazo para declaraciones fiscales anuales este 2020. Este artículo se escribió horas antes de cumplirse tal plazo. Hace unos momentos, el Instituto Mexicano de Contadores Públicos pidió una última oportunidad al servicio de administración tributaria de este país para considerar una prórroga que nos ofreciese facilidades a los contribuyentes, como otros países lo han hecho, y se amortigüe el impacto negativo que, inexorablemente, dañará a la economía de este país en su totalidad. Amigos y conocidos en Nuevo León, dueños de medianas y pequeñas empresas, han dado la cuarentena a sus empleados, con goce de sueldo. En San Pedro Garza García, el municipio más rico del México y de América Latina, se están brindando apoyos a los trabajadores por esta emergencia sanitaria, aunque por otra parte, claro, también están las familias empleadoras, que les piden a sus empleadas domésticas no ir a trabajar, sin que las apoyen económicamente, dejándolas abandonadas, de manera inhumana, sin ni siquiera un porcentaje de su sueldo (y eso no solo está en la ilegalidad, sino que es cruel), pero nos enfocaremos en el primer caso, en el caso de la sensibilidad, de la solidaridad, de los generadores de empleo que mantienen su toque humano en estos días tan difíciles y grises. Países como Canadá, Francia, EEUU, están del lado de estos honorables empresarios neoleoneses, ciudadanos y seres humanos sensibles, solidarios, empáticos. Y por otra parte, se encuentra el SAT, dependiente de la Secretaría de Hacienda, dependiente de nuestros impuestos, del lado de la insensibilidad, de la nula empatía, pidiéndole, a esos mismos empresarios, a todos los contribuyentes, que le paguen a como dé lugar, irónicamente haciendo un llamado a la "solidaridad", a la "empatía", para "enfrentar estos tiempos difíciles juntos". Probablemente piensen que los empresarios, que los contribuyentes, fabrican dinero en sus hogares, o que verdaderamente el mismo crece en los árboles. El SAT ha dado una clara respuesta al Instituto Mexicano de Contadores Públicos, "no habrá prórroga, háganle como puedan, a mí me hacen llegar mis impuestos en su totalidad, producto del trabajo de ustedes". Una vez más, la iniciativa privada liderando a nuestra sociedad. Una vez más el Estado, y sus recaudadores, quedándose atrás, y lo peor de todo, dañando a los generadores de empleos, a los empresarios. Mordiendo la mano que los alimenta. Gracias, democracia.


Y mientras tanto, en el Noreste del país, el mismo pseudopresidente de México (no nos molestaremos ni siquiera en mencionar su nombre, no vale la pena), cancela una inversión de $1,400M USD de la empresa Constellations Brands, que generaría nuevos empleos para la ciudadanía en Mexicali. En su lugar, se tendrá un aumento de la inseguridad pública, un golpe durísimo (como si no tuviésemos bastantes ya) a la economía mexicana, y la huida de la inversión en nuestro país. Se veía venir desde la pantomima morenista del NAIM en Texcoco.

Salgan de aquí. Ya lo decía Dalí: México es más surrealista que sus obras.