Transformación y Perspectivas

04.10.2019
Fotografía por Luis Arango
Fotografía por Luis Arango

Escrito por Juan José Barroeta Huerta

Los mexicanos vivimos actualmente, en nuestra gran mayoría, una situación preocupante de desconcierto e incertidumbre en diferentes ámbitos de la vida cotidiana. Un tema predominante en nuestras conversaciones es el de la cuarta transformación y sus efectos (positivos y/o negativos) en los intereses de la ciudadanía mexicana. Muchos de los primeros pasos del gobierno actual, tales como el énfasis en los programas sociales, la aprobación de la Ley Nacional de Extinción de Dominio y la creación de una Guardia Nacional han sido polémicos y a menudo mal recibidos por una gran parte de la sociedad.

Parece ser que nuestra sociedad se encuentra inmersa en un profundo proceso de cambio del que aún no nos hemos dado cuenta. Hemos escuchado y hablado tantas veces de la cuarta transformación, que ha pasado de representar una idea de un fenómeno de cambio a la mera forma por la cual llamamos al gobierno federal actual y peor aún; un tema Tabú. En su libro "La Presidencia Imperial", Enrique Krauze describe muy bien los mecanismos bajo cuales se forjó el México contemporáneo y aunque ciertamente esos mecanismos brindaron estabilidad y crecimiento, también generaron grandes carencias y desigualdades en la población que terminaron por romper la cohesión y el tejido social. Actualmente México vive una de las mas grandes crisis sociales en los últimos años, principalmente en 3 rubros: Pobreza, Inseguridad y Estado de Derecho.

La medición de pobreza en el país está oficialmente a cargo del Consejo Nacional de Evaluación de Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Este consejo mide la pobreza de manera multidimensional, es decir, incluye dos parámetros: ingreso económico y acceso a "derechos sociales".

El primer parámetro es el ingreso de un ciudadano en relación con el valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) la cual se conoce como Línea de Bienestar Económico (LBE) y ronda los $1,600 pesos. Si un mexicano cuenta con el suficiente ingreso mensual para cubrir el importe de la Canasta Básica Alimentaria se dice que el ingreso de la persona está sobre o arriba de la Línea de Bienestar Económico. El segundo factor que considera el CONEVAL es el acceso a los siguientes "derechos sociales": alimentación, salud, seguridad social, transporte, educación, calidad en los espacios de la vivienda y servicios básicos de la vivienda. La medición multidimensional de pobreza en México engloba de esta manera a todos los mexicanos cuyo ingreso se encuentra por debajo de la Línea de Bienestar Económico y que carece de al menos un derecho social.

En el año 2018 el 46% de la población (52.4 millones de ciudadanos[1]), encajó dentro de los parámetros de la medición de pobreza del CONEVAL. Dos terceras partes de ellos nunca lograrán mejorar su situación económica para salir de estos parámetros, es decir, hasta el día de su muerte no cubrirán la Canasta Básica Alimentaria (hoy 50 pesos diarios) y carecerán de algún derecho social. También es importante mencionar que el valor de la Canasta Básica se ha duplicado en los últimos 10 años elevando dramáticamente la Línea de Bienestar Económico. Además, el 21.7% de la población sufre de carencia por acceso a la alimentación, 20.5% por acceso a servicios básicos de vivienda, 16.9% por acceso a servicios de salud y 56.6% por acceso a seguridad social[2].

Este alarmante dato se vuelve aún mas alarmante cuando tomamos en cuenta que en el año 1984 el 53% de los mexicanos vivía bajo la pobreza, prácticamente el mismo porcentaje de la población que vive hoy en ella (en términos absolutos la pobreza a crecido). También es importante comparar a México con otros países latinoamericanos ya que en cuestión de pobreza extrema (ingreso menor a 36 pesos diarios y la carencia de al menos 3 derechos sociales) nos encontramos entre los países mas pobres, tan solo por delante de Bolivia y Honduras. Tristemente, países como Chile, Costa Rica y Perú ya han logrado alcanzar sus metas de reducción de pobreza, mientras que México aún tardara 16 años más en lograrlo[3]. La situación de precariedad en el bienestar económico de las familias mexicanas ha convertido a México en "terreno fértil para la proliferación de actividades al margen de la ley como el narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción resultando en elevados índices de inseguridad y violencia..." como lo menciona el gobierno en la introducción del Plan Nacional de Desarrollo 2019 -2024.

La inseguridad que se vive en el país marca un retroceso a niveles delictivos de hace 60 años. Se registran anualmente 31 millones de delitos de los cuales el 99% quedan impunes[4]. La tasa de homicidios dolosos ha pasado de 8 homicidios por cada 100 mil habitantes en el año 2006 a 26 homicidios por cada 100 mil habitantes en el año 2017[5]. El 79% de las personas mayores a 18 años califican de insegura su entidad federativa y además, en el año 2017, el 31% de las personas en el sistema penitenciario no tenía sentencia. Este año el 36% de los hogares mexicanos será hogar de al menos una víctima de algún delito. A grandes rasgos, uno de cada tres mexicanos sufrirá de algún delito en el año 2019.

 Los datos anteriores nos ofrecen una perspectiva de la precariedad de la situación de justicia y salvaguarda de la integridad de los mexicanos que vive hoy nuestro querido país. Además, la confianza en las autoridades judiciales es preocupante ya que sólo el 66% de la población confía en la Policía Federal, 54% en la policía estatal, 48% en la policía municipal, 55% en los ministerios públicos locales y tan sólo 57% en la fiscalía general de la República[6]. Esto refleja la gran desconfianza de la ciudadanía en las autoridades responsables de salvaguardar su bienestar y sugiere la insostenibilidad del país en materia de Inseguridad.

Según el Secretario General de la ONU, el Estado de Derecho puede definirse como «un principio de gobernanza en el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia..."[7]. México se encuentra en el lugar 138 de 180 países en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional[8] ya que el 86% de la población opinó en 2017 que el Gobierno de México desempeña sus funciones en espacios de corrupción. La corrupción para los mexicanos es el segundo problema mas grave en la actualidad. Seis de cada diez empresas incurrieron en sobornos para realizar algún trámite y sólo 7 de cada 100 delitos fueron denunciados en el año 2017[9]. Por si fuera poco, el Reporte de Competitividad del Foro Económico Mundial 2017-2018 señala a la corrupción como el principal inhibidor de inversión en México[10].

Un indicador que describe muy bien el Estado de Derecho en los países es el Índice de Estado de Derecho del Proyecto Mundial de Justicia (World Justice Project). Este índice mide los siguientes ocho factores del Estado de Derecho: límites al poder gubernamental, ausencia de corrupción, gobierno abierto, derechos fundamentales, orden y seguridad, cumplimiento regulatorio, justicia civil y justicia penal. La métrica oscila entre 0 y 1 siendo 1 el numero más alto. Dinamarca se sitúa en el numero 1 en el ranking del índice con 0.85 puntos mientras que Venezuela en el último lugar con 0.29 puntos. México se sitúa en la posición número 92 de 113 países con 0.45 puntos, por detrás de países como Irán, Zambia y Tanzania.

Lamentablemente estas tres problemáticas se complementan y fortalecen entre sí. Debemos como comunidad reflexionar acerca de las prioridades reales de México. Aunque el crecimiento del Producto Interno Bruto, la modernización de la infraestructura y la opinión de las calificadoras internacionales son de suma importancia, estas solo son medios para llegar a un fin. Muchos problemas urgentes deben ser atendidos en México, sin embargo, enfoquémonos en los más importantes y en sus causas para poder así, de manera solidaria, proponer y exigir la completa atención de todo México en lo que realmente importa.

Un país sumergido en pobreza, inseguridad y corrupción es un país insostenible por que en algún momento la sociedad, el soporte de cualquier gran nación, terminará por deteriorarse. El pequeño esfuerzo que realicemos hoy como individuos se verá reflejado enormemente mañana como comunidad.


[1] Fuente: CONEVAL

[2] Fuente: CONEVAL

[3] Fuente: CEPAL

[4] Fuente: INEGI

[5] Fuente: INEGI

[6] Fuente: Gobierno de México; Plan Nacional De Desarrollo 2019 -2024

[7] Fuente: Organización de Las Naciones Unidas

[8] Fuente: Transparencia Internacional

[9] Fuente: INEGI

[10] Fuente: Gobierno de México; Plan Nacional De Desarrollo 2019 -2024

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