Un argumento en favor del socialismo

Escrito por Juan José Barroeta Huerta
El socialismo en el sentido estricto es un sistema económico en el que la propiedad privada no existe. Básicamente se refiere a un sistema económico en el que los bienes son compartidos por toda una comunidad con el propósito de un bienestar equitativo. El movimiento nació en manos de la unión de obreros que sufrían de condiciones muy desiguales durante la revolución industrial en el siglo XIX. Años después, las propuestas socialistas radicales de los estados comunistas fallidos del siglo XX diluyeron el concepto entre los sistemas económicos viables e hicieron del socialismo un concepto tabú.

Sin embargo, la creciente desigualdad en el mundo propicia la demanda por parte de la sociedad de políticas radicales que aboguen por la equidad como lo hicieron los obreros en el siglo XIX. Los países nórdicos, por ejemplo, han adoptado propuestas de naturaleza sociales menos radicales. En estos países predomina y florece el libre mercado y la propiedad privada, sin embargo, los frutos de ellas son extraídos mediante altas tasas impositivas para ser destinados a la redistribución de ingresos mediante gasto social. El gasto social puede incluir apoyos directos al ingreso de las personas y programas sociales en favor de los desempleados y adultos mayores por mencionar algunos. Este movimiento se ha consolidado como un balance entre el capitalismo, que por su naturaleza produce desigualdad, y el socialismo, que por su naturaleza merma la productividad, a este movimiento algunos le llaman democracia socialista y otros, capitalismo compasivo.

Entre los problemas mas alarmantes de México, como ya he mencionado, se encuentra la desigualdad económica y social, manifestada en el alto índice de pobreza que sufre la población. Esta desigualdad que marca al país no es condición exclusiva de los mexicanos, es un fenómeno que se produce alrededor del mundo, inclusive en países avanzados como lo son Estados Unidos, Japón, España e Inglaterra.
Desigualdad económica se le llama a la relación de la distribución de la riqueza en la sociedad. Estas desigualdades influyen en el nivel de acceso que tienen las personas a los bienes y servicios, y se refleja, sobre todo, en las diferencias de ingresos que dividen a las personas entre ricos y pobres.[1] "El índice de Gini" mide la desigualdad en los países a través de un coeficiente que se sitúa entre 0 y 1. En un extremo, "0" marca la perfecta igualdad en los ingresos de los ciudadanos, es decir, el ingreso se divide equitativamente entre todos los miembros de la sociedad. En el otro extremo, "1" marca la perfecta desigualdad, es decir, una persona tiene todo el ingreso y los demás nada.
Dentro de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación de Desarrollo Económico), México se sitúa entre los países mas desiguales con un coeficiente de .483, Dinamarca, el número 5 tiene un coeficiente de .261. En relación con los países que mide el Banco Mundial, México empata en desigualdad económica con Guatemala en el número 19 (siendo el primer lugar el país mas desigual Sudáfrica con un coeficiente de 0.63).[2]
[1] "Desigualdad". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/desigualdad/ Consultado: 28 de diciembre de 2019, 07:38 pm.
[2] "Gini Index". En: bancomundial.org. Disponible en: https://datos.bancomundial.org/indicador/SI.POV.GINImost_recent_value_desc=true&view=maConsultado: 20 de Enero de 2020, 07:38 pm.
Existen casos de éxitos en países con
democracias socialistas que han apostado por redistribuir ingresos a través de
las políticas sociales que logran generar condiciones mas equitativas en la
calidad de vida de sus ciudadanos. En el año 2019, el reporte mundial de felicidad
realizado por las naciones unidas catalogó dentro de las primeras 10 naciones
mas felices a países nórdicos con democracias socialistas o países con un alto
enfoque en políticas de bienestar social.[3]
[3] "World Happiness Index". En: worldhappiness.report
Disponible en: https://worldhappiness.report/ Consultado: 20 de Enero
de 2020, 09:31 pm.
Existen dos datos interesantes que ilustran la situación actual del país en relación a la desigualdad, el primero es el índice de recaudación y el segundo es el gasto social, ambos como porcentaje del PIB, en ambos indicadores México se sitúa entre los últimos lugares de la tabla de los países de la OCDE. En cuanto a ingresos tributarios, México recauda el 16.2% de su Producto Interno Bruto uno de los porcentajes mas bajos entre los demás países. Tan solo Honduras recauda el 22%, Belice el 28%, Argentina y Brasil cerca del 30%. Los países nórdicos recaudan un porcentaje importante de la producción de su país, Noruega 38%, Finlandia 43% y Dinamarca 46%.[4]
[4] "OECD". En: oecd.org Disponible en: https://www.oecd.org/tax/tax-policy/base-de-datos-global-de-estadisticas-tributarias.htm Consultado: 21 de Enero de 2020, 12:13 am.
En cuanto al segundo indicador, gasto social como porcentaje del PIB, México es el último lugar de la tabla con un gasto de tan sólo 7.5% del PIB. Estados Unidos y Canadá gastan entre el 17% y 18% mientras que el gasto social de los países nórdicos como porcentaje del PIB ronda el 30%.[5]
Estos dos datos en conjunto nos hacen pensar si tuvieran una relación de causalidad con el Índice de Gini. Pudiera ser posible que la baja recaudación del país y el bajo gasto social explique el alto índice de desigualdad en el país. De hecho, Turquía, México y Chile se sitúan en el fondo de la tabla de gasto social y también se sitúan en el fondo de la tabla de desigualdad (Índice de Gini).
[5] "OECD". En: oecd.org Disponible en: https://www.oecd.org/social/expenditure.htm Consultado: 21 de Enero de 2020, 10:15 am.
Sería entonces prioridad para el país llevar a cabo acciones, como lo pretende ser la reforma fiscal, que eleven la recaudación del país y a su vez, el rediseño del presupuesto de egresos para destinar mas recursos al gasto social. Claramente para poder llevar a cabo la redistribución de los ingresos se requiere de un país con ingresos estables y de una política fiscal prudente. Además se requiere de instituciones autónomas, sólidas y confiables que sean capaces de ejecutar los servicios sociales que impacten en la calidad de vida de los mexicanos. También, el diseño correcto de las políticas sociales en materia de educación, salud, seguridad y trabajo que impacten con eficacia en los indicadores sociales del país y en indicadores de desigualdad como el índice de Gini.
Es natural que existan desigualdades entre los humanos dado el supuesto de que ningún ser humano es idéntico. Desde el punto de vista de la meritocracia parece justo que algunos cosechen mas que otros, pero que ocurre cuando un ser humano nace en la parte sombría de la desigualdad, sin condiciones de acceso a educación, salud, seguridad y algunas veces alimentación y que además estuviera condenado (en un 70%)[6] a heredar estas condiciones a sus descendientes. Es interesante pensar que los futuros mexicanos tienen un 46% de probabilidad de nacer en la pobreza, un juego de cara o cruz define las condiciones de vida en las que vivirás y probablemente morirás.
[6] Fuente: Inegi.

Además de una obvia cuestión moral, existe una cuestión de interés. ¿Nos incumbe asumir la responsabilidad de ver por nuestra sociedad como conjunto? Las condiciones de vida y obstáculos individuales son suficientemente onerosas y ciertamente creo que antes de velar por los demás hay que procurarse a uno mismo.
Uno podría argumentar que para
velar por nuestros intereses debemos velar por el bienestar social. Todos los
mexicanos cargamos con el deber de atender prioritariamente nuestros intereses
personales, sin embargo, para poder desarrollarnos plenamente como seres
humanos en cualquier lugar, se necesita de cierta estabilidad social, económica y política.
México es un país con la mitad de la población sumergida en pobreza y como
vimos, con un alto índice de desigualdad económica. Históricamente en los países
con grandes desigualdades han surgido periodos de inestabilidad generalizada,
como el que enfrentamos hoy en día o el que enfrentó México a principios del
siglo pasado. Además, una de las principales causas de la delincuencia en el país
es la falta de oportunidades para la población mas marginada, ignorar el problema
de desigualdad en México es ser negligente con el futuro de nuestra generación.
Por ende, para procurar nuestro bienestar personal, el de nuestras familias y
seres queridos debemos incluir dentro de nuestras prioridades reducir la desigualdad
económica que existe en el país.

Teniendo claro que nuestra generación tiene un fuerte incentivo para solucionar los problemas sociales de nuestro México debemos entonces pensar como sociedad en los mecanismos que a mediano plazo reduzcan la desigualdad y de esta manera generemos oportunidades para nosotros mismos y una calidad de vida mas equitativa.
Como generación emergente debemos pensar a mediano plazo, veinte o treinta años dentro del futuro, tomar partida hoy en las decisiones que formaran nuestro futuro y prepararnos para asumir las posiciones que determinen factores sociales, políticos y económicos de nuestro gran México. No sé si logremos generar la voluntad de construir un México mejor, pero sé que contamos con la capacidad de hacerlo.